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domingo, 31 de julio de 2011

meditacion de doña magdanela (Alejandro Jodorwosky

Haciéndome sentir mis manos, la santa curandera me habló así:
Hijo querido del alma, te pido que imagines que eres completamente positivo, ningún sentimiento decadente, deprimente, sino todo lo contrario, todos tus sentimientos son luminosos y de una inmensa bondad. Esa es la finalidad de esta meditación: encontrar lo mejor de ti.
Imagina que eres persona que ha muerto. Deja pasar cinco minutos sin pensar ni sentir ni desea nada. Sin moverte.

Ahora eres un feto. Todo en ti está en germen. Ahora poco a poco, vas a nacer. Si no aceptas que moriste y que vuelves a nacer no puedes hacer el don.
Eres como un recién nacido, quieres crecer e ir hacia la vida. Este nuevo nacimiento quiere decir que después de tu muerte hay una vida eterna, una continuidad. Es recoger la energía profunda de tí mismo, una energía positiva. Están com-ple-ta-men-te activo. Te sientes pulgares como una bomba atómica , tan potentes eres, En ti está la energía del universo y la retenies, completamente. Tienes toda la energía posible. Y estás preparado para recibirlo todo. Une lo que es positivo y lo que es negativo. Están aquí, en ti, profundamente en tu centro. Para poder actuar hace falta que te centres hacia ti mismo, aceptar que tu nada es todo potencia.
Es la potencia de una matriz total. Te tienes. Te cierras al mundo para crearte. Hay momentos de dar y hay momentos de hacerse. Te aceptas como una persona que ha nacido. Serás tu madre, y serás tu padre. Expresas la voluntad total de hacerte nacer y te aceptas como materia primera, absolutamente y totalmente. Abandonas toda crítica sobre ti mismo y no hay nada que no puedas aceptar de ti. Tienes la luz, tienes la vida. Tu más grande tesoro es tu vida. Ese pájaro que está cantando ahora, canta a la vida. La vida canta.
Entonces reconoces tu vida, es tu tesoro. De este ser cerrado va a nacer un gran templo. No has actuado todavía en el mundo, estás actuando sobre ti, lo que estás haciendo es re-co-no-cer-te. Di en voz alta:
“Yo soy una tierra fértil. Sea lo que sea lo que voy a sembrar en mí crecerá. No tengo miedo de la oscuridad, porque la oscuridad es mi base. Es de la oscuridad de donde voy a nacer, luego acepto esta oscuridad. Acepto esta soledad en la que estoy porque es una soledad rodeada de universo. Yo soy el centro del universo. Estoy gestándome, con toda la fuerza, toda la voluntad, toda la salud, toda la po-si-bi-li-dad. Si yo no me reconozco, no puedo hacerme y no puedo hacer, no puedo dar. Hasta que no me haya dado a mí mismo no puedo dar a los otros. Entonces voy a darme. Me encierro sobre mí mismo y me doy la existencia. Todo lo que me han negado, yo me lo doy. Si me han negado el sitio, yo me doy mi sitio. Si me han negado la vida, yo me doy la vida. Si me han negado la prosperidad, yo me doy la prosperidad. Si me han negado la potencia creativa, yo me doy la potencia creativa, y me doy la capacidad de amar, y la inteligencia y el valor, yo me doy todas las posibilidades de un ser humano. Me reconozco a mí mismo. Yo soy un ser que será ayudado porque yo me ayudo, que será realizado porque yo me realizo, en este momento. Soy un ser que tendrá la vida, porque acepto la vida. Yo voy a ser lo que debo ser, tal como soy. Soy la programación de un ser esencial.”
“Y ahora, que estoy demasiado lleno de mi fuerza, en este momento que soy lo que soy, entonces puedo dar. Todo lo que he obtenido para mí, puedo darlo. Ofrezco, estoy ofreciendo a toda la humanidad, a la humanidad viviente. Estoy ofreciendo la vida a todos los seres conscientes, a todos los seres vivos, a todos los seres que han existido, porque yo soy la continuación de su trabajo. Estoy ofreciendome a todos los seres que vendrán, porque es para ellos para los que trabajo. Yo sostengo el calor del mundo en mis manos. He aprendido a dar servicio. Dar servicio al otro, al mundo, a la divinidad. Cuando la fuerza universal quiere emplearme, yo doy servicio. En los momentos críticos, cuando hay crisis, estoy ahí para dar servicio. Yo ayudo, doy la limosna, ofrezco todo lo que soy.”
Ahora, hijo querido del alma, imagínate que eres un ser sagrado, imagínate que el mundo te pide. Observa lo que puedes ofrecer y lo que retienes. En tu imaginación no retengas nada, en esta posición debes dar todo. Más se te pide y más tu das. Tu capacidad de dar es infinita porque transmites la vida universal. Recibes y das. Estás aquí para dar, para prestar servicio. No tienes nada para ti. Ofreces tu ego, ofreces tu vieja personalidad que siempre has arrastrado, ofreces tus viejos límites, todo lo que puede definirte, tu personalidad. En tu ofrenda te vuelves anónimo, eres un ser esencial. Un gato es todos los gatos, un hombre es todos los hombres, una mujer es todas las mujeres. Detrás de ti y delante de ti están todos los hombres y mujeres de la humanidad, los que han existido y los que existirán. Tu colmas el deseo de los otros.Y te llevo más lejos, porque te ofrezco la verdad ¿qué verdad te ofrezco? Mi verdad es una mano vacía. Te enseño que estás vacío. Estás vaciado de deseos, de los deseos que van a coagular tu ego, que te van a identificar, que te van a someter a la enfermedad, a la miseria, a la vejez y a la muerte.
Con las manos vacías, tu darás y darás y darás hasta que todos los seres lleguen a la consciencia. Estás trayendo la consciencia al mundo. Enseñas el espejo de la consciencia. Enseñas todo el espacio, el infinito y la eternidad. Y la punta de tus dedos son luces. En tus manos hay néctar de frutas que caen hacia la tierra. Y tú nutres el cielo y la tierra.
Imagino tu cuerpo iluminado como una luz, y le das esa luz a todo el mundo. Con tus manos transmites el amor del mundo, la consciencia del mundo, la energía del mundo. Vas a curar toda enfermedad, a prestar servicio. Estás curando el mundo porque tú mismo te has curado. Ayudas a mejorar la pobreza del mundo, elevas el nivel de la gente, y como eres una luz, llamas a todos los seres que se han perdido, los llamas hacia ti.
Observa cuánto puedes hacer, hasta donde puedes ir. Ahora estás dando, no pidiendo. Tu espíritu ¿cuanto puede dar? Ahora hay algo que va a pasar en el interior de ti, algo que se va a hacer. Recíbelo sin pensar. Has circular esas energías. No tengas miedo de tu poder creativo, ni de tu poder de amar, o tu poder de pensar, o de vivir. Hace falta centrarse en sí mismo. Siente que te centras en ti mismo, con placer. Centrarse es tocar la felicidad, tocar su alegría de vivir, valorizarse como un tesoro del universo, como una creación divina, como un ser que se ha encontrado a sí mismo. Acepto lo que yo eres.
Y detiene el miedo de los otros, calmas, porque estás centrado en ti. El mundo se detiene y se calma. Si te atacan es porque tienen miedo, entonces tu calmas el miedo. Cuando la tristeza llega a ti, la disuelves en tu alegría. Detención. Bendición. Trata de detener todo lo que te molesta, las relaciones emocionales, un jefe que te molesta, algún familiar nocivo, las pequeñas cosas, los miedos, las angustias, una sociedad que te molesta, un mundo que te molesta. Detener. Es una posición implacable. Dí con toda autoridad: “Yo estoy aquí para calmar el mundo”.
Pero se dulce, no creas que detener es volverse severo, amígate contigo mismo, deja tu alegría venir, se flexible. Vas a mirar con mucha benevolencia al otro. Vas a dejar que todo lo que es constructivo en ti se haga, pero vas a parar todo lo que tu destruyes, toda la negatividad que te impide realizarte. Serás padre y madre de los otros y los guiarás hacia la luz, cesando de criticarlos. Los elevas, le das la posibilidad de que sea eso que concibes como la perfección. Y al mismo tiempo que los detienes, les dices: “Está seguro de ti mismo, no dudes jamas de ti mismo, todo lo que quieras tú puedes hacerlo, deja de dudar”.
Y yo te pido, hijo querido del alma, que te decidas a estar seguro de ti mismo, a no dudar jamás de lo que has sabido elegir, a hacer lo que estás haciendo empleando la totalidad de tu energía. Apoya tu oreja en mi corazón.. ¿Qué te dicen mis latidos?
(En el estado de trance en que yo estaba, cuando apoyé una oreja en el pecho de doña Magdalena y oí los latidos de su corazón, sentí muy claramente que ese ritmo me decía: “Ve profundamente hacia lo que quieres hacer, escoge tu vía, tú puedes”)


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